Empezamos a visitar Estambul, como no podía ser de otra forma, por las dos gran mezquitas, la mezquita azul y la mezquita santa Sofía, cada una más espectacular que la anterior.
Mezquita azul
Lavaderos de pies
Cúpula de mezquita azul
Interior mezquita azul
En la mezquita azul nos tuvimos que descalzar, y por si no hiciera suficiente calor, también me tuve que poner una chaqueta (ya que las mujeres tienen que entrar tapaditas)
Desde la entrada de la mezquita azul se ve la mezquita santa sofia
Interior mezquita santa sofia
Cúpula mezquita santa sofía
Tras las visitas cogimos fuerzas en un restaurante y callejeamos el resto de la tarde.
Como hacen las tortitas
kebab
Era el ramadán
Estuvimos en el bazar de las especias, donde olía muy bien, pero tampoco había tantas especias como yo me imaginaba que iba a haber.
Y también conocimos el “Gran Bazar”, donde relucimos nuestro noble arte del regateo. Hicimos las compras oportunas, y casi sin darnos cuenta se puso el sol.
Llegamos baldados al hotel, tanto que nos dormimos un rato. Al despertar sólo quedaba tiempo de cenar y volver a la cama.
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